- Se estima que sólo con la mejora de un tercio de la red europea de máxima capacidad para 2030, se ahorrarían las emisiones de 14 millones de toneladas de CO2 al año
Madrid, 14 de noviembre de 2019. La conservación de carreteras no sólo resulta imperativa para la seguridad de los conductores y la reducción de los costes del transporte (tiempo y averías), sino que también supone una eficaz herramienta para la conservación del medio ambiente.
Tal y como se ha divulgado en pasadas ediciones d el International Road Maintenance Day, cuando un turismo circula por una carretera con un pavimento con mala o muy mala regularidad superficial, lo hace incrementando notablemente su consumo de combustible. De esta forma, también aumentan sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que suben hasta un 13% -un 8% en el caso de los camiones-, tal y como ha acreditado la Transportation Research Board (TRB) en el NCHRP Report 720.
Asimismo, otros informes han expuesto que sólo con mejorar un tercio de la red viaria europea de máxima capacidad para el año 2030, se ahorrarían las emisiones de 14 millones de toneladas de CO2 al año [“Road pavement industries highlight huge CO2 savings offered by maintaining and upgrading roads”, presentado por Forum of European National Highway Research Laboratories (NHRL), European Asphalt Pavement Association (EAPA) y European Concrete Paving Association (Eupave)].
Esto es, un ahorro de emisiones GEI equivalente al efecto que provocaría el reemplazo de tres millones de vehículos convencionales por otros tantos de ‘cero emisiones’.
¿Y qué hay de las emisiones que se provocan al mantener las carreteras? Tan sólo representan una pequeña parte que, además, se estima que son ‘ambientalmente amortizadas’ en un breve plazo de tiempo. De hecho, se calcula que por cada kg de CO2 invertido en conservación, se eliminan 36 kg derivados del transporte de los vehículos que circulan por aquella vía.